Ciudadanos y ciudadanas (esto es influencia de la campaña, que nombra el vecinito Oier en Ya estamos en campaña, ¡HORROR!). Pero no, no les voy a hablar de las elecciones: ya son mayores, ni siquiera todos ustedes tienen que votar ahora, y no quiero darles la lata (bueno, no quiero darles la lata de esa forma, ustedes me entienden).

Esto tiene más bien que ver con algunos comentarios (completamente demagógicos e irreflexivos) surgidos por lo de la blogosfera, que proponen corregir nuestro estudio teniendo en cuenta las audiencias (en los comentarios) y en algún sitio más (por cierto, si quieren saber lo que es audiencia fíjense en barrapunto: la noticia del blogómetro salió el sábado allí y las visitas se multiplicaron automágicamente por 10: la gráfica que aparece aquí no deja lugar a dudas -y eso que era sábado-).

Tengo varios argumentos en contra de lo de las audiencias (y algunas ideas sobre qué se puede medir, a ver si tengo tiempo de programarlas, y ya les contaré).

Primero, no hay una forma estándar y homogénea de conocer la audiencia de las bitácoras: unas usan contadores externos, otras propios, otras no usan, ...

Por no hablar de que si hacemos caso a las audiencias, tendremos que considerar lo que digan Dinio y Tamara, los de Frikis, S.A. (ops, perdón Operación Glam, o como se llame).

Segundo, se podría tener en cuenta la importancia relativa de una bitácora respecto a las otras por aquello de los enlaces entrantes. Pero sigo creyendo que esto es un proceso de fuerza bruta: lo prueban casi a diario blogdex frente a Popdex: el segundo usa algo parecido al PageRank de Google, como contábamos en Un nuevo chico en el barrio. Sin embargo, los resultados son diariamente muy parecidos.

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