Una historia de seguimiento, confianza y lo que puede pasar si no la hay

Un artículo curioso sobre privacidad, herramientas de seguimiento, lo que es y lo que parece en My Wife Tracked Me, for Journalism.
Trevor Timm es el marido de Kashmir Hill, que es una reportera del 'New York Times'. Es, además un defensor de la privacidad y ella le pidió permiso para hacer un seguimiento de su actividad, para realizar un reportaje.
Lo que descubrió es lo fácil que pueden interpretarse de manera incorrecta las informaciones obetenidas con este seguimiento.
When Kashmir, a technology reporter for The Times, asked for my consent to track me, I was prepared for her to violate my privacy for the sake of journalism. But what I was not prepared for was how easily my actions could be misinterpreted.
Dice, como diríamos casi cualquiera, que era un objetivo aburrido para un segumiento. Cuando se publicó el reportaje (en I Used Apple AirTags, Tiles and a GPS Tracker to Watch My Husband’s Every Move) incluía un mapa de los movimientos y, sin embargo, ya empezó a provocar sorpresa y comentarios. Incluso entre familiares.
A map of my movements would later appear alongside Kashmir’s article. The image was informative as a way to show readers how the tracking apps worked — she had successfully known my location all day — but not so much as a way for readers to figure out what I was actually doing. My sister-in-law, confused about why I had made so many stops, would later jokingly ask me, “Are you a drug dealer or something?”
Por supuesto, los lectores del artículo también hicieron sus aportaciones en los comentarios, con nuevas interpretaciones problemáticas del mapa.
Despite what some readers said in the comments section of the article and on social media, I have a trusting wife, and I was happy to play a small role in highlighting the privacy implications of emerging technology.
Pero... ¿Por qué es interesante esto?
Imaginemos que somos el objetivo de un seguimiento tecnológico de este estilo.
I couldn’t help but think of all the people who might be surveilled without their consent, whether it’s by a spouse, an employer or law enforcement.
Y la conclusión: es cierto que los dispositivos saben dónde estamos, pero no qué estamos haciendo. Estas herramientas pueden tener usos beneficiosos (no perder nunca más algún objeto valioso) pero ... no hay que olvidar que los datos se pueden malinterpretar. Y, a lo peor, ser utilizados con fines abusivos.
I have no doubt that there are plenty of legitimate uses for trackers — who wouldn’t want to never lose keys again? But this reporting also suggested the many ways surveillance can be misinterpreted — and potentially abused.
Y la esposa (la reportera) dice que, incluso teniendo acceso a la información de la localización y un fotógrafo haciendo seguimiento fotográfico, no había sido capaz de qué es lo que realmente estaba haciendo.
Even with location trackers and a photographer trailing my husband, I couldn’t figure out what he was actually doing that day.
Curioso.
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2022-06-06
18:28
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