No se si lo conté alguna vez aquí pero yo tenía una WiFi abierta en casa y la cerré: pensaba (y sigo pensando) que sería un detalle para visitantes casuales poder conectarse para mirar el correo y esas cosas y me encontré algún vecino abusón pondiendo diversos programas P2P a toda pastilla (ralentizando, de paso, mi navegación).
Como iba a perder más tiempo y recursos configurando aquello para hacerlo robusto y utilizable en concidiones adecuadas, la cerré.

¿Por qué cuento todo esto? Porque hace algunos meses surgió el tema de un señor acusado de cosas malas por tener su WiFi abierta: Innocent Man Accused Of Child Pornography After Neighbor Pirates His WiFi, esto es, alguien había utilizado su red para hacer cosas malas y le acusaron a él. También, otro de cosas malas, en Wardriving gang targeting small firms: una pandilla de malotes que atacaban redes de empresas para tratar de obtener información y lo que se pudiera de las empresas.

Sigo siendo optimista, y me quedo con el recuerdo: P2P: Tener una conexión Wi-Fi abierta no es un crimen, que es un recordatorio de aquel Compartir es bueno.

En todo caso, y volviendo al principio, parece que el compartir cotiza a la baja: porque tiene sus riesgos, porque las tarifas no son demasiado caras para conectarse con el teléfono (aunque cuando se necesitan se quedan cortitas enseguida).
Sigo pensando en aquella analogía de Gabriel del Molino del WiFi como las fuentes de agua (WiFi en Zentrum) aunque la CMT se empeñe en meter cobros y pagos por en medio y complicarlo todo (no se sabe muy bien con qué objetivo).

Etiquetas: wifi, vecinos, compartir, problemas, avisos, gente

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