Estimado Sr. Vodafone:
Tengo escrito en alguna parte que algún día nos reiremos de todo esto(***), concretamente hablando de la empresa del Sr. Yoigo (Yoigo, ¿verdad verdadera?) pero que se puede aplicar a muchas otras.
Vengo pensando que mantengo con ustedes un contrato a tiempo parcial (me explico: yo pago de vez en cuando una cantidad que decido voluntariamente y que sirve para hablar con mis seres queridos y no tanto un número indeterminado y variable de veces durante una cantidad indeterminada y variable de tiempo; cantidades que son difíciles de conocer a priori y que a posteriori, habitualmente, uno renuncia a medir) del que no tengo grandes quejas; probablemente porque soy una persona conformada y prudente que consigue con el antedicho contrato a tiempo parcial establecer las comunicaciones necesarias sin alcanzar un gasto exagerado(****).
De hecho, yo hubiera afirmado con gran convencimiento y hasta hace no mucho que el susodicho y antedicho contrato lo mantenía con una compañía de telecomunicaciones (*****).
Sin embargo, últimamente, mi percepción está cambiando: resulta que veo anuncios en la tele (y ya he recibido varios mensajes cortos, SMSs, remitidos por ustedes o alguien que dice ser uno de ustedes) que tratan de convencerme de que ustedes se han convertido en una empresa de sorteos y otras festividades: mandando no sé qué a no sé dónde ustedes parecen garantizarme que ganaré una cantidad de dinero no despreciable (acabaré FORRADO).
No tengo nada que objetar a que cada uno se convierta en lo que quiera y si ustedes son más felices con el nuevo negocio, no seré yo quien les quite la ilusión.
Pero agradecería mucho que aclarasen este concepto para que yo a mi vez pueda decidir si mantengo mi contrato a tiempo parcial con ustedes, o bien, elijo otra de las muchas compañías de telecomuniciones existenes. Es un sinvivir que cuando uno recibe un mensaje (¿se me habrá caído un niño en el cole? ¿mi esposa se encontrará en alguna dificultad? ¿alguno de mis jefes habrá encontrado algún mérito o demérito en mitrabajo?) me encuentre con que lo que sucede realmente es que ustedes insisten en convencerme de la nueva orientación de su negocio (******)
Por lo tanto, sin mucho más que decir escribo ésta a la espera de su atención y decisión sobre el particular: no hace falta que me lo comuniquen de manera personal, que yo ya lo iré notando, pero estaría bien que reconsideren la orientación de su negocio, o bien la forma de comunicarnos a los clientes la nueva para que podamos tomar las medidas oportunas.
Reciban un cordial saludo.
(*) Molesta la estrellica a mitad de un mensaje, ¿eh?
(**) Esta si que me hacía falta, no me atreví a preguntarle cómo deletrear correctamente su nombre. Pido excusas si no es así.
(***) Efectivamente, yo también sé poner cosas tontas con letras pequeñas
(****) No voy a poner un mensaje moviéndose a toda velocidad que es lo que, probablemente, mucha gente esperaba ahora. Todos captan la idea.
(*****) Tele, lejos. Comunicaciones, pues eso. Comunicaciones lejanas y/o distants.
(******) Ahora si que ya no sé que poner.
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