Me gusta leer a Enrique porque da una visión provocadora pero sabiendo de qué habla de algunos temas que gente con mi formación no podemos dar. En esta ocasión me refiero a El precio de oponerse al progreso.

Como os enfrentaríais a un competidor que, cuando necesita dinero para algo, lo pide al mercado y el mercado se lo da? Con el más absoluto de los estupores observa el mercado de la informática como la comunidad de desarrolladores que ha dado lugar a Firefox, la amenaza más palpable en el dominio de Microsoft en los últimos tiempo, solicita donaciones de sus usuarios para poner un anuncio en color y a toda página en el New York Times, para así poder hacer llegar su mensaje a los usuarios menos tecnológicos.

El debate está servido, desde la mas pura ortodoxia económica.

Cuando antes lo estaba leyendo me preguntaba: ¿qué debería hacer el NY Times con ese dinero? ¿rechazarlo? ¿revertirlo a la comunidad del software libre como donación a algún proyecto? ¿anotarlo en su contabilidad normal y seguir vendiendo publicidad?

Mientras tanto, aquí ha surgido una inicativa en la misma línea: ¿por qué no recaudar para hacer un anuncio en el 20 minutos? Vean el mensaje en Colecta para el anuncio en 20 Minutos. Ya saben, 'think globally, act locally' (o como se escriba, que no estoy seguro).

Si esto llega a buen puerto: ¿qué debería hacer el 20 minutos con ese dinero? ¿rechazarlo? ¿revertirlo a la comunidad del software libre como donación a algún proyecto? ¿anotarlo en su contabilidad normal y seguir vendiendo publicidad?

Mientras tanto, hay quien se opone, aportando motivos interesantes pero no puedo enlazarlo porque el servidor correspondiente no lo muestra aún (aparecerá en zaralinux-asoc, los de Zaragoza somos así, debatimos en 4 o 5 listas a la vez -es broma, que no se enfade nadie-).

Pagar para ello (poner publicidad sobre SL) es una opción disponible siempre, puede ser adecuada en unas ocasiones pero no en otras. Ni siquiera es necesario esperar a campañas o iniciativas que ni siquiera sabemos el trasfondo que llevan. Porque Mozilla y no OpenOffice. O por qué no GNU-Linux. Porqué New York Times y no Washinton Post. Porqué ahora. Sabemos el momento político de EEUU que no coincide con el de España. Debemos saber buscar nuestros momentos.

Todo el debate es muy interesante, pero detrás de esto hay una cosa curiosa: no hemos pagado ni un céntimo por tener un navegador tan magnífico como Firefox, y lo que nos piden los desarrolladores no es dinero para ellos, sino para ayudar a que más gente conozca el proyecto.

Mientras tanto, colaborar no es obligatorio, por supuesto. De hecho, la mejor colaboración sigue siendo una muy sencilla: descárguenlo, pruébenlo, y recomiéndenlo a sus amigos.

¿Qué piensan ustedes?

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